Vivimos tiempos duros para la comedia, amigos. Con leyes que limitan la libertad de expresión y la enorme cantidad de ofendidos que pululan por las redes sociales, el cuentachistes es una especie en extinción. Recorremos la historia de estos cómicos y reflexionamos sobre el estado del humor hoy, en un momento donde está más vigente que nunca el dicho No te rías que es peor.
El chiste siempre se ha mantenido en nuestra tradición oral. Bien sea a través del humor gráfico, medios escritos o simplemente en el mercado donde compramos, ha sido en muchos casos la dosis de humor que nos ha alegrado la vida. Con la llegada de los mass media, el cómico o humorista, en ocasiones se especializó en recopilar y contar chistes.
Recogiendo nuestra mala uva e amor por lo tragicómico, aparecieron titanes como Miguel Gila o el injustamente olvidado Cassen que se curtieron en el teatro y en la revista.
Con la llegada de la televisión, el cuentachiste fue un artista muy solicitado que amenizó todo tipo de programas de variedades. Genios como Chicho Ibáñez Serrador supieron exprimir el potencial de este tipo de cómicos que eran habituales en espacios como Un dos tres . Si bien la esencia era la batería de chistes, la personalidad de cada uno de estos profesionales del humor les hizo aun más popularidad. Así, durante unos años Eugenio convivía con Arévalo o el Dúo Sacapuntas.
Los ultimos años de esplendor de los cuentachistes llegaron con dos programas de televisión que precisamente se basaban en juntar a un buen montón de profesionales del humor. No te rías que es peor y Genio y figura nos descubrieron al Sr. Barragán pero sobre todo al enorme Chiquito de la Calzada. Posteriormente, el triunfo de El Club de la Comedia y nuevas fórmulas como el post-humor han acabado con el contador de chistes puro. ¿Cuál será el futuro del humor? Nosotros no lo sabemos pero os invitamos a que disfrutéis de este podcast, en el que vuelve a echarnos la mano el gran Superagente86.
¡Pero bueno, nadie dijo «chistócratas»! ¡Pedazo de podcast, felicidades a todos los implicados: Barsen, Viru, Lynnot, el Superagente y el gato Jinks!
(Ops, lo siento, debía poner «el Tejero con un par de huevos…» (el autocorrector)
Como escucho el podcast a ratos no sé si habreis hablado de este tema: contadores de chistes sobre el intento de golpe de estado del 81. Conservo unas cuantas cassettes (compradas por supuesto en sus correspondientes gasolineras) llenas por ambas caras de chistes sobre el tema. En algunas ni siquiera aparece el nombre del cómico, seguramente para evitar demandas por derechos o algo así. Bueno, un nombre sí aparecía: el gran Arévalo. Por lo demás no puedo aportar nada sobre la historia de los cuentachistesen España, pero sí quería recordar a estos anónimos que acompañaron una parte de mi infancia. En plan “soldado desconocido” 😉
Fue una etapa muy muy breve, diría que algunos meses del 82, pero me gustaba mucho acompañar a mi padre en el coche poniendo esas cintas y oyendole reírse. Nosotros tendríamos 5 o 6 pero recuerdo perfectamente ver más en los expositores y aunque yo no sabía que era todo aquello sí recuerdo pensar que el golpe debía ser algo importante para que hubiese tanto revuelo.
No puedo terminar sin dejar de contar uno de los chistes de estas cintas. Diría de quién es, pero por desgracia es de una de esas cintas “anónimas”.
Le dice un pasota a otro
-¿Que passsa tío? ¿Has visto qué movida lo del Jesús de Nazaret? Se ve que con unos pocos panes y peces dio de comer a sus colegas y a todo el pueblo.
-¿Qué passssa tronco? Eso no es nada, el Tejero con un par de huevos le dió la cena a toda España.
U saludo y genial el podcast, como siempre. No me pierdo uno.
¡Gran podcast, como siempre!
Cuando era pequeño vivía junto al Manzanares y a veces se oía cuando había algún concierto en la Riviera, que estaba en la ribera opuesta; pues bien, una noche actuaba Félix El Gato y las carcajadas llegaban hasta mi casa, y eso que por aquel entonces aún estaba todo el ruido de la M-30 de por medio. El caso es que así como no aguantaba a otros cuentachistes, este me hacía bastante gracia, aunque probablemente me sugestionase un poco la anécdota anterior (tipo «qué tío, si la gente se reía así es que debe de ser buenísimo»). De todos modos había humor y humor: si bien me sigo partiendo con Eugenio, si veo una actuación grabada del Dúo Sacapuntas me pregunto ya no cómo me podían hacer gracia, sino cómo podían gustarle a tanta gente y llegar a ser el fenómeno que fueron.
Muy buena la referencia al sketch de Martes y Trece y los chistes con acento andaluz, es uno de esos sketches que nunca se me olvidan y que creo que en cierto modo sigue estando vigente, cambiando el contar chistes por soltar un medio monólogo y el acento andaluz por el manchego. Por cierto, el sketch era una parodia de Genio y Figura (al final todo se retroalimenta) con una muy buena imitación del gran Pepe Carroll, que como Tamariz también metía mucho humor en sus actuaciones. Ah y yo también recordaba los posters de Barragán del Club Panini, aunque nunca quise uno 🙂 Recuerdo uno con el eslogan «Vota Barragán, no la cagarán», ni idea de por qué, pero se me quedó eso grabado.
Por último, Marianico el Corto después del No Te Rías y de su continuación en Telecinco, llamada Sonría Por Favor (el formato era poco menos igual pero con Elsa Anka y aquí el título ordenaba lo contrario, ¿en qué quedamos?), además de las galas en las que seguía saliendo de cuando en cuando, era mucho de ir al Gran Prix de «padrino» del pueblo de turno. Hasta que un año, por hacer el tonto subiéndose a una rampa cuando nadie se lo había mandado (que ya se sabe que si eres humorista hay que hacer el payaso constantemente) se rompió una pierna o algo así y me suena que denunció a la productora porque «esta baja le costó muchos bolos veraniegos» (o de una cosa similar se quejaba amargamente en alguna revista del corazón).
Acabo estando totalmente de acuerdo en que Brácula es buena (del mismo modo que Condemor es insufrible), y aunque lo habéis nombrado he echado de menos un poco más de disección a Jaimito Borromeo. Me parecía una cosa tontísima, pero me hacía muchísima gracia ver como la audiencia tercera edad de las galas se descojonaba con sus bobadas (muchas consistentes en pronunciar mal las palabras, metido en su papel de niño – pero a la vez lo mismo te estaba contando cosas de cuando hizo la mili, wtf).
¡Seguid así!