Muhoney, Tackleberry y su afición por las armas, Jones y sus ruidos, La Ostra Azul… 35 años después, el éxito de la saga Loca Academia de Policía aún sigue siendo uno de los fenómenos más sorprendentes de la cultura pop de los años 80. Retrocedemos en el tiempo y valoramos la franquicia creada por Paul Maslansky.
De los productores de Carros de Fuego y Blade Runner llega ¡Loca Academia de Policía! De forma bastante inesperada, un veterano productor de serie B conseguía que se diera luz verde a una comedia un tanto zafia sobre policías atípicos. El acertado casting, encabezado por un prometedor Steve Guttenberg, consiguió que se convirtiera en el estreno sorpresa de 1984.
Justo antes del estreno se ponía en marcha una secuela, a la que siguieron cinco entregas con un impacto cada vez menor hasta su el fin de la franquicia en cines en 1994. Durante estos años hubo incorporaciones tan diversas como Christopher Lee, Bobcat Goldthwait o una joven Sharon Stone.
Pero el paso de los reclutas del Comandante Lassard no se quedó en la pantalla grande sino que sendas versiones animadas y de imagen real tuvieron su oportunidad en la televisión.
Campamento Krypton 
No sé si es cosa mía, pero no me deja escribir comentario en la entrada de El Zorro, así que aprovecho esta entrada para comentar un par de cosillas:
– La primera es romper una lanza a favor de Kaiketsu Zorro, el anime de coproducción italojaponesa. En principio, porque no creo que los tropos que utiliza sean los de magical girl, sino al revés: el género de magical girl utiliza tropos más generales que esta serie también utiliza; es decir, la estructura narrativa del MOTW, la doble identidad y el henshin. Son conceptos que te puedes encontrar desde en tokusatsu hasta en cómic de Marvel. La serie tiene un buen acabado visual, y, además de las historias autoconclusivas, tiene una subtrama general. Por no hablar de este pedazo de opening:
– La otra cara de la moneda es una serie que creo que no habéis mencionad, emitida aquí como «El Zorro, la serie animada». Más allá de hablar sobre la (escasa desde mi punto de vista) calidad de la serie, lo curioso es el gimmick en el que se apoyan. El Alfred del protagonista, el amigo que está en la cueva, le prepara en cada capítulo un gadget que encaje con las circunstancias que el protagonista enfrenta, normalmente cogido con pinzas y con resultados bastante rocambolescos. Uno que jamás olvidaré es la pistola de chapapote que usa en este capítulo:
Pues tienes razón. “Zorro, la serie animada” se nos pasó. Genial aporte.