Buscar la belleza, luchar contra el envejecimiento, reparar un defecto… ¿Quién no ha pasado por el quirófano para hacer un retoque, aumentarse el pecho o implantarse pelo? La cirugía, sin embargo, lleva con nosotros desde la antiguedad. La llegada del cine y el glamour de Hollywood hizo que un montón de actores y celebrities se pusieran en manos de cirujanos plásticos. Cher o Michael Jackson se volvieron verdaderos adictos y a día de hoy hay freaks en las redes sociales como The Black Alien Project. Y, claro, la cultura pop se ha nutrido de ficciones sobre doctores de la cirugía plástica como los los médicos de Nip Tuk, los intercambios faciales de Cara a cara o los mismísimos Almodóvar y Amenábar aportando sus propias visiones.
Sin anestesia se realizaban las primeras rinoplastias, liposucciones y de demás operaciones estéticas. La mejora de las condiciones médicas y la aparición de implantes posibilitaron que de corregir defectos estéticos se pasara a una auténtica busqueda del cuerpo perfecto.
Y, claro, no tardaron en llegar los excesos. Se empieza por reducirse la nariz y se acaba por competir en el Guiness de los records por los pechos más grandes o fans de los cómics se transforman en Superman o Cráneo Rojo a golpe de bisturí.
En la televisión ha sdo habitual la operación estética como gimmick. Retorno a Edén fue uno de los culebrones más recordados y no podemos olvidar a los doctores de Nip Tuk o todo tipo de realities relacionados. En el cine, se ha abusado de la cirugía estética en films dirigidos por Cronenberg, Billy Wilder o Terry Gilliam.

Y por supuesto hay música sobre cirugía plástica, bandas de metal como Carcass o Emilio Aragón previniendo de una tal Paloma de goma. También las operaciones de estética son muy comiqueras: Mortadelo se ha enfrentado a criminales operados o el doctor Blackjack de Tezuka ha sido uno de los más creativos a la hora de mejorar el aspecto de un paciente.